Trastornos del sueño y depresión
La depresión y el ritmo del sueño están íntimamente relacionados. En la mayoría de los casos, psicólogos detectan los trastornos del sueño asociados al trastorno del nivel de ánimo. Uno de ellos es el insomnio mientras que otro es su opuesto, la hipersomnia.
¿Por qué afecta de este modo la depresión a nuestra manera de dormir? Eso y algunas otras curiosidades sobre esta enfermedad la descubriremos a continuación.
La depresión como causa del insomnio
La inactividad y la falta de deseo son caracteres propios de la depresión. Sin embargo, mientras el individuo está despierto, no significa que esté inactivo. Lo cierto es que no siente ganas de realizar tareas cotidianas, pero en su mente pueden verse invadida de numerosos pensamientos que le generan angustia.
Uno de ellos puede ser la propia desesperación que le genera su estado actual. Muchas personas que padecen un mayor o menor grado de depresión se sienten abrumadas por no poder cambiar su actual estilo de vida.
Al despertar, ya se encuentran sin energías. Pasan todo el día deambulando y haciendo las cosas por mera inercia y en la noche, producto de los miles de pensamientos de angustia, les cuesta conciliar el sueño. La depresión y el insomnio son, en este sentido, un eterno circulo vicioso.
La depresión y la hipersomnia
La hipersomnia, por su parte, es el exceso de sueño y es tan grave como el insomnio
Con razón a esto, quienes prestan terapia psicológica señalan la importancia que tiene este síntoma como principal alerta sobre la depresión.
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¿Cómo recuperar el ritmo natural del sueño?
La recuperación de un ritmo del sueño natural y adecuado es el objetivo de toda terapia psicológica que procura la recuperación de la persona a la que va dirigida. Una persona debe dormir lo suficiente para que su cuerpo se halle en condiciones de realizar múltiples tareas en el día a día.
Esto es imposible si duerme menos de lo necesario, dado que se quedaría sin energías con prontitud. Lo mismo sucede con quien duerme en exceso, dado que su cuerpo se habitúa a un consumo mínimo de energía.
En estos casos, el psicólogo tiene la opción de instar al paciente a practicar algún deporte o actividad adicional a su rutina. Con esto se espera que por una parte, gaste la energía suficiente para sentirse agotado durante las noches mientras que por la otra, se espera que su cuerpo adopte un ritmo más exigente.
De este modo pueden atacarse tanto la hipersomnia como la falta de sueño. Toda ayuda y terapia psicológica podrían verse falseadas si estos trastornos no se tratan paralelamente de un modo adecuado.
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